Embriagados de música imbécil
sonríen los fundamentalistas del asado.
Acércate, no soy contagioso,
solo lamí paginas de libros mugrientos.
Y la camisa de fuerza
me sienta mucho mas linda ahora.
En la reunión de evangelistas
suenan saetas estremecedoras.
Con cartones y biblias bajo el brazo
ofrecen el sacrificio de un enemigo.
La biblioteca de una casa sin libros,
la fosa común de un cementerio.
DIEGO ROMERO
¡A los fundamentalistas del asado no les va a caer bien pero a mi si,una de tus mejores poesias!