El televisor crepita horriblemente
burdas imágenes de chatarra apocalíptica.
Mi mente enferma
se dispara como bala de cañón
anunciando el fin del mundo.
Entonces apago mis ojos
y lloro, maldigo ser vulnerable.
Me pongo a germinar en mi cabeza
millones de nuevos demonios.
Me duelen las mañanas
en la mas fría obscuridad.
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