Al fin algo sucedió el 21 de diciembre de 2012

11 julio, 2013


Al fin algo sucedió el 21 de diciembre de 2012
Porque creí en destinos y profecías, aquellas que auguraban un nuevo sol.

Cuando los vi venir, me cubrí los ojos, Ella a mi lado no lo
notó, su mirada estaba
fija en un punto cercano a mi corazón, sumergida en su amor y
atenta a mis latidos,
emergían de una nebulosa lejana extraviada en el tiempo
se acercaban derrotando todo a su paso con su aliento pestilente y pagano
y comencé a sentir como
se filtraba entre mis dientes, un aroma acre y caliente como si
fuera un dragón mostrando su furia calcinante y salía de mi
como una lengua vituperando mi nombre,
y supe que su viaje de miles de años
llegaba a su fin.

Al verlos entendí que venían por mí, me
miraron y un viento frio soplo entre nosotros, emitían voces,
voces proféticas que sonaban en mi oído como las voces del
porvenir y como si se abriera un libro en una noche solitaria
algo como la incertidumbre y la melancolía enturbió mis
ojos, y sentí como si una vida despiadada y nueva naciera de mí,
asomándose a la vida, y domino mis ojos
con su mirada oscura, llena de antiguos y nuevos espantos
y con todas las ganas la busco a Ella,
apartándola de mi y busco besarla, atraerla, sentir su carne y
dominar sus curvas, era ella, mi nueva vida despiadada, recién nacida
agitando mi cuerpo con un temblor continuo y Ella a mi lado
diciéndome su amor con la boca llena de mi nombre, saliendo de sus labios.
y la vida despiadada recién nacida al amparo del sol, mostrándose
como un nuevo y oscuro amanecer, absorbiéndose el aire, y la luz, probando sus labios
humedecidos por la brisa en el día de hoy y esperando al día de
la mañana siguiente, y me detuve a
mirarla a Ella y a mi vida despiadada como si fuera yo un enorme
tritón de bronce, con las piernas clavadas
en las profundidades, detenido como un dios inmóvil en la cuenca del
mar Jonico, en algún lugar, en un punto cualquiera mirando al Oriente
y estaba allí abarcando todo, detenido en el mar
entre los fríos y los calores y golpeado por el Aurion
y la nueva vida estaba allí entre las olas suaves
y vi el desierto que vendría después de su dominio y sentía el rencor
en sus nuevos ojos, y se movía con Ella
apartándola de mi, bebiendo su sangre
elevándola hacia el pedestal de la locura.

Mi nueva vida despiadada
recién nacida
al amparo del sol
buscando su destino
cumpliendo su profecía
dura e implacable.
Y la llamé gritando su nombre, pero mi vida despiadada tapó sus
oídos con el polvo rojo del desierto, y cubrió mis labios con la espuma del mar
hasta ahogarse en la sal.

Creí en destinos y profecías, aquellas que auguraban un nuevo sol
y llegaron ellos arrancando una nueva vida nacida de la mía.
Y la llamé a Ella gritando su nombre por última vez
y escuché de mi boca la voz oscura que ya no era mía,
y recordé su venida cuando llegó a mi desde una profunda sombra
cuando solo la desesperanza, dominaba en mi alma sin amainar un instante,
y ahora su belleza y sus labios enrojecidos perdiéndose en este nuevo sueño
en esta nueva era, en este nuevo orden que reclamó su lugar con la fuerza
destructiva de una profecía cumplida, imponiendo un tiempo nuevo y
diferente a todas las almas.

Creí en destinos y profecías
destinos cerrados y trágicos que se deshacen como
los pétalos de una flor ante el empuje sin piedad del viento,
y sin poder hacer nada para evitarlo, un
destino que huele a tu perfume, como un bálsamo instantáneo que
se desliza por tu cuello y me roza y me hace participar del momento
final, el último segundo en que fui apartado brutalmente
y me aferré a tu cintura con la fuerza que quedaba en mi alma
y sentí que arranqué pedazos de tu carne y los llevé a mi
destino trágico, y fui arrebatado de tu lado por mi nueva vida,
porque creí en destinos y profecías te perdí, y dejé de ser
para que así naciera ella, mi nueva vida despiadada.

Joseph Lorente

1 comentarios:

  1. Me gusta, son labios musitantes (al leerlo) que degustan la herrumbre de una herida vieja, los ojos exoftalmicos que desmadran(al leerlo) por la sorpresa. Son los dedos que soltaron a Dutch los que hormiguearon estas letras. La tefaoras te siguen siendo fiel querido Joseph Curwen. Con todo igual piesno en regalarte Walden, la vida en los bosques. Acaso asi la marabunta alfabeticaque siga a esta acaso arrastre un angel de oro vomitado por Cellini o algun vapor azul de una redoma plena en Ambrosia. Si que me gustó. Un abrazo.JS

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